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A poco que nos distanciemos de la escenificación mediática en torno al 1 de Octubre, podemos fácilmente discernir la poca o nula importancia real que tiene que el referéndum se celebre o no. A fecha de hoy, de las dos opciones en liza ninguna de ellas se plantea una visión unionista de España, una es secesionista, la otra se plantea la idea de España en términos autonomistas o federalistas.
Eso quiere decir que estamos condenados a repetir tensiones como ésta, ya que el Régimen desde su tiempo fundacional hasta la gestión de esta primera crisis territorial seria, no es capaz de articular una respuesta unionista que devuelva la soberanía a la Nación. Sin Nación no hay soberanía y sin soberanía no hay democracia.
Los partidos del Régimen están dispuestos a discutir si es una Nación Cataluña o Casabermeja pero les sale zampullidos pasarse siquiera por la cabeza que lo que con seguridad histórica es una Nación, es España. Y sólo se le devolverá la soberanía al pueblo en la medida en que esta última idea resurja.
No hay Democracia sin idea nacional de España. Porque no hay Democracia sin Soberanía nacional y por tanto, sin nación.
La tragedia histórica de nuestro país es que cuando ha habido gobiernos nacionales, estos no han sido democráticos y cuando ha habido gobiernos "democráticos" han sido antinacionales y esto, que debería ser medular en el debate político de nuestra Nación es totalmente olvidado por casi todo el mundo.
Hace unos días leía en la web de los Nacional-republicanos Españoles-La 3º República- una acertadísima expresión "El Régimen del 78 y sus separatistas". En ella, se analiza que la debilidad endémica del Gobierno de Rajoy ante este desafío golpista está directamente relacionado con la propia dinámica intrínsecamente disgregadora del Estado de las Autonomías, y este desafío secesionista no es más que la lógica disgregadora en estado de conmoción. De un desacuerdo autonómico surge, en la misma dirección, un movimiento secesionista. Y dos… y tres...
Ciertamente, hemos pasado de la dictadura de un partido único a la dictadura de unos pocos partidos sin que la soberanía haya estado un solo minuto en manos del pueblo español. De la misma conciencia del partido único surgieron los partidos del régimen a través del pacto con el heredero de Franco. Esto es un continuum del Franquismo en términos de soberanía.
A través del control férreo de las listas y del recuento de los votos a través de la ley dondht, además de la dependencia de la banca han generado un régimen totalitario del que los nacionalistas catalanes son padres fundadores. Y el secesionismo un digno hijo.
España solo puede emerger si reclama su soberanía como nación, soberanía política ante los separatistas y soberanía económica ante los mercados. Y eso nos debería corresponder a nosotros, los españoles.