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López Miras no aprovechó el paseo para hablar a Rajoy de un puerto de Cartagena que se muere si se le deja al margen del Corredor Mediterráneo, de una ZAL que se llevará a cincuenta kilómetros del puerto siete mil puestosde trabajo, de un AVE que "ni está ni se le espera", de una tierra que se muere de sed y de un mar menor que se muere de contaminación.
La prensa del sistema recoge la fugaz visita del presidente Rajoy a Cartagena como si de un reportaje del Hola se tratara. Y es que, al servilismo periodístico que vive al amparo de la publicidad institucional y de las subvenciones del gobierno de España a la prensa del papel, ya le va bien informar de estos acontecimientos sociales que carecen del menor calado político. Ya se sabe: así no hay que mojarse y todos contentos...
Por su parte Rajoy, tan presente y dicharachero en redes sociales como parco en palabras y acostumbrado a la utilización del plasma en sus apariciones públicas, informaba a través de su cuenta de Twitter del maravilloso recorrido andado junto al presidente de la cosa autonómica, Fernando López Miras, por bucólicos enclaves del Parque Natural de Calblanque, en el un Campo de Cartagena inexistente para el gobierno de España cuando de atender sus problemas se trata.
Rajoy divulgó su "estupenda caminata" junto al presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia. Con dos personajes tan poco empujados a eso de la conversación, y aún más teniendo en cuenta el fatigoso ritmo que imprime el presidente del Gobierno a sus jornadas andariegas, es de suponer que el dócil e insulso López Miras no aprovecharía el paseo para hablarle a don Mariano de un puerto de Cartagena que se muere si se le deja al margen del Corredor Mediterráneo, de una ZAL que se llevará a cincuenta kilómetros del puerto siete mil puestosde trabajo que los cartageneros verán perder, como tantas otras oportunidades en su historia más reciente, de un AVE que "ni está ni se le espera", de una tierra que se muere de sed y de un mar menor que se muere de contaminación.
Así las cosas, para la prensa del terreno, lo importante es que Rajoy venga a casa aunque sólo sea para una boda y que cene, ¡tan campechano él!, en el centro de la ciudad para poder contemplar lo poco que dejó edidicado del patrimonio arquitectónico modernista la exalcaldesa Pilar Barreiro.
Seguro que en la amigable cena no tratarían el tema de la imprescindible dimisión de la senadora imputada y exalcaldesa corrupta Pilar Barreiro, por mucho que Ciudadanos amenace con no aprobar los presupuestos si Rajoy no la expulsa de sus filas.
Aún tuvo Rajoy la cara dura de recordar, en sus graciosos tuits, que su gobierno invierte 32 millones de euros para eliminar la contaminación y recuperar el entorno natural de la Bahía de Portman, una inversión que no sirve ni para limpiar superficialmente una zona de altísima contaminación que está afectando gravemente a la salud de cuatrocientos mil habitantes del Campo de Cartagena.
Como si de un reportaje del corazón se tratara -en realidad, de eso se trataba-, la "prensa seria" (que diría la ínclita Ana Belén Castejón) ensalzó la figura del presidente y su tremendo amor a Cartagena al aprovechar su asistencia a una boda en la capital del Segura para visitar la Trimilenaria.
Vomitivas informaciones que dan buena cuenta de la mediocridad que reina -no sólo en la prensa- a todos los niveles en Cartagena: salvo honradísimas excepciones, políticos mediocres, prensa mediocre, sindicalistas mediocres, empresarios mediocres, universidad mediocre y una ciudadanía que parece contagiarse de esa mediocridad en sus aspiraciones y exigencias a aquellos que tienen la sartén por el mango.