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Hoy, el Islam fundamentalista golpea fuertemente de nuevo a Occidente ante la mirada pasiva y complaciente de los gobiernos de sus naciones. Hoy, en el triste y desolado hoy, donde no encontramos quién nos defienda ante esta atroz amenaza. Hoy, en el exasperante hoy, en que no vemos, allá donde miramos, al caballo y al caballero, que dirían los cantares de Rohan. Hoy, en la complejidad del hoy, donde la historia es reescrita entre falsos rumores e intereses basados, en una moral selectiva y dictatorial. Hoy, que la verdad solo está de un lado y no acepta matizaciones. Hoy, que frente a los manipuladores y cobardes, sentimos la necesidad de gritar nuevamente la verdad, una verdad que debe aflorar, no ya por ventura, sino por justicia.
La sociedad está profundamente adormecida, no busca salir de su zona de confort, dónde está muy establecida la mentira. Es la hora. Sentimos, incluso, que es tarde, pero acogiéndonos al buen refrán de que nunca es tarde si la dicha es buena, tenemos el deber de empezar a derribar falsos mitos y expandir la verdad, en un acto de despertar, y con ello, de sobrevivir.
Los cristianos jamás iniciamos las hostilidades. Las cruzadas siempre fueron guerras defensivas. El Islam estaba consiguiendo rápida e implacablemente tierras Cristinas, tierras que ya lo eran antes, incluso, de que el Islam existiera. La forma de hacerlo: mediante el sometimiento y la crueldad más atroz. Aquí desmontamos el primer mito, que los cruzados querían conquistar tierra musulmana. La realidad es que siempre fueron, por parte de los cristianos, guerras defensivas. El Islam sometía en nombre de su dios, los cruzados, usaban su fe como el mayor factor motivador para la defensa del territorio cristiano. Es importante esta puntualización. Por primera vez, la cristiandad fue capaz de unirse, dejando sus diferencias a un lado, y luchar contra un enemigo común. Lucharon por preservar nuestros valores y nuestra cultura, en aquella época, y gracias a eso hemos vivido libres del yugo musulmán. Hoy estaríamos hablando de una Europa muy diferente si estos hombres no se hubieran decidido a luchar. Las cruzadas acabaron hace muchos años, sin embargo la yihad continúa activa en nuestros días.
La mayoría de los musulmanes actuales consideran a los que lucharon en aquellas guerras como héroes, mientras que nosotros consideramos a los cruzados como descerebrados, que sólo buscaban aniquilar a los musulmanes, cuando lo único que hacían era defender Europa, en el nombre de Dios, sí, pero ¿acaso eso les resta mérito o valor?. Pueden pensar lo que les plazca de ellos, yo lo tengo muy claro, para mí son y seguirán siendo héroes.
La demografía en Europa está cambiando estrepitosamente. El mayor peligro que esto supone no solo es el exterminio de un pueblo y su cultura. Nuestras leyes, acogidas en aquello que llaman democracia, facilitan la entrada a las instituciones de otras formas de entender la vida totalmente opuestas a los valores europeos y por ende, cristianos, que son la base de nuestra civilización.
En unas pocas décadas, si no se pone solución, tomando por supuesto que nada podemos esperar del gobierno de turno, nuestras futuras generaciones estarán sometidas y clamaremos al cielo por unos héroes maltratados en la memoria. Me duele decir, que quizá tengamos aquello que merecemos.